miércoles, 3 de noviembre de 2010

Zapatismo y literatura


En el campo intelectual, los años noventa se caracterizaron por las ideas acomodaticias y consecuentes con las políticas del momento: el neoliberalismo requería pensamientos y generadores de ideas que abalaran el saqueo económico y estatal. El ejemplo más conocido fue el pronunciamiento del fin de la historia de Francis Fukuyama. En América latina, un variopinto grupo de intelectuales se acoplaron a las olas privatizadoras y comenzaron a participar de lo que el escritor David Viñas califica como el “mercado de los prestigios”.

Pero también, en la década del noventa surgió el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. Desde el sureste mexicano, la voz del pueblo indígena funcionó como denuncia constante e hipótesis de nuevas formas de hacer política. La figura del Subcomandante Insurgente Marcos no sólo se convirtió en el referente de este movimiento, sino en el artífice de los textos y comunicados que han caracterizado la lucha zapatista: interrogar para comprender la historia que se ha rebelado sin perder la alegría.

***

No es una creación del realismo mágico, y si se lo dijéramos se enojaría. “Durito protesta -dice el Subcomandante Insurgente Marcos en un reportaje-. Dice que él no es una invención, que es real y que, en todo caso, la invención soy yo”.

Durito es la contra cara de Marcos, el compañero que hace que la realidad se presente con todas sus verdades y dolores. Es un teórico y un poeta, un solitario observador del mundo.
Un mundo que analiza y deja al descubiertos en los comunicados de su fiel compañero de andanzas: “Bien, resulta que el ‘neoliberalismo’ no es una teoría para enfrentar o explicar la crisis -dice Durito, pipa en mano-. Es la crisis misma hecha teoría y doctrina económica. Es decir que el ‘neoliberalismo’ no tiene la mínima coherencia, no tiene planes ni perspectivas históricas. En fin, pura mierda teórica”.

Durito es despiadado con la realidad, como la pluma que lo escribe, como la pluma que levanta el zapatismo para su lucha.

***

Las palabras: “Vive esta ciudad un juego cruel de espejos, pero el juego de los espejos es inútil y estéril si no hay un cristal como meta. Basta entenderlo y, como dijo no sé quién, luchar y empezar a ser felices...”. (Durito)


***

La literatura zapatista: de esta manera se puede denominar a ese abanico de manifiestos en donde se cruzan leyendas, personajes, pensamientos y análisis políticos. La literatura de la rebeldía, sin prejuicios, sin límites, con nuevas vueltas y giros que desarticulan las formas clásicas.

En el artículo Chiapas, la otra cara de la modernidad mexicana, Rossana Reguillo escribe: “La fina ironía, el siempre bienvenido buen humor y las bien construidas metáforas de los zapatistas, se encuentran muy lejos de la tradicional solemnidad de las guerrillas latinoamericanas. El ‘Sub’ venía a demostrar que la militancia insurgente no estaba reñida con las bromas y el contento por la vida”. Los viejos comunicados y manifiestos -en muchos casos fríos, metódicos, milimétricos- ahora se transforman en una nueva literatura política que crece y no se detiene, análisis y reflexiones que incomodan y fascinan, una historia que se escribe con cristales y espejos para romper cuanto antes.

***

Las Palabras: “Nosotros nacimos de la noche. En ella vivimos. Moriremos en ella. Pero la luz será mañana para los más, para todos aquellos que hoy lloran la noche, para quienes se niega el día, para quienes es regalo la muerte, para quienes está prohibida la vida. Para todos la luz. Para todos todo. Para nosotros el dolor y la angustia, para nosotros la alegre rebeldía, para nosotros el futuro negado, para nosotros la dignidad insurrecta. Para nosotros nada” (Cuarta Declaración de la Selva Lacandona).


***

Uno de los mayores éxitos de EZLN fue escuchar. Y seguir escuchando. El cansancio de un pueblo indígena devastado por la historia marcó el camino. “Mandar obedeciendo” es la consigna que suena a la hora de tomar decisiones. En la literatura surgida desde la Selva Lacandona, el relato histórico que las palabras construyen de generación en generación marcan una línea profunda que rescata antiguas formas y las revitaliza. La palabra, como museo sin contenido político, ha resurgido con compromiso y análisis agudos, donde la realidad histórica de México no es un cuadro con marcos perfectos. A su vez, la lectura de comunicados e historias difundidas por el zapatismo se enmarcan en la sana tradición de despertar conciencias desde las contradicciones y las preguntas.

“La historia de los espejos” es el mayor ejemplo de esta nueva literatura. Las leyendas, contadas por un viejo indígena en medio de un lago, las figuras de dioses, la luna y sus caprichos, la historia de generaciones pasadas conectada a la actualidad política y económica de México, sus pobres, sus ausencias y desgracias, la historia que vuelve y no descansa, la historia de los sin voz de ayer y de hoy se transforman en la bandera principal del zapatismo, que despertó a un mundo ebrio de libre comercio y fin de la historia.

“No morirá la flor de la palabra. Podrá morir el rostro oculto de quien la nombra hoy, pero la palabra que vino desde el fondo de la historia y de la tierra ya no podrá ser arrancada por la soberbia del poder”, desliza el zapatismo en la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona.  La palabra robada durante la larga noche de los quinientos años, lentamente, es apropiada por el zapatismo . Y, sin dudar, el EZLN la defenderá desde el diálogo o el fusil.

(Escrito hace muchos años atrás)

1 comentario:

  1. Muy interesante,¿Existe alguna bibliografía para conocer parte de la "literatura zapatista"?
    saludos.

    ResponderEliminar