martes, 28 de junio de 2011

Allende y el 11 de septiembre: relatos de rebeldía y dolor


El relato doloroso y de primera mano, la reflexión profunda y sus últimas palabras, el llamado concreto a no rendirse y la palabra convertida en poesía que denuncia y combate. Todo esto encierra Chile. El otro 11 de septiembre, libro publicado por Ocean Sur y que recopila una serie de textos de Fidel Castro, Víctor y Joan Jara, Ariel Dorfman, Pablo Neruda, Beatriz Allende, Mario Benedetti y el propio presidente Salvador Allende.

El brutal golpe de Estado contra el líder socialista, que junto al pueblo chileno apostaron a construir una sociedad nueva y justa, es el punto de partida de la obra.

Desde los relatos carnales de la compañera de Víctor Jara recordando las horas cuando el cantautor era detenido y luego asesinado en el Estadio Nacional junto a cientos de personas, pasando por la lírica de las voces más importantes de la poesía latinoamericana, hasta la claridad y firmeza en los últimos mensajes radiales de Allende, conforman un resumen de los tiempos en que Chile ardía en revolución.

“Pagaré con mi vida la defensa de los principios que son caros a esta Patria. Caerá un baldón sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra...”, expresaba el presidente chileno en uno de sus discursos por radio Magallanes antes de caer combatiendo y defendiendo el Palacio de la Moneda.

Frente a Allende, la aviación bombardeando la ciudad, la abierta complicidad de la central de inteligencia estadounidense con el golpe de Estado y la figura del dictador Augusto Pinochet que asoló al país a sangre y fuego por 18 años.

“Somos cinco mil/en esta pequeña parte de la ciudad/Somos cinco mil/¿Cuántos seremos en total/en las ciudades y en todo el país"/Solo aquí/diez mil manos siembran/y hacen andar las fábricas/¡Cuánta humanidad/ con hambre, frío, pánico, dolor,/presión moral,terror y locura!/Seis de los nuestros se perdieron/en el espacio de las estrellas”, describía Víctor Jara desde el campo de concentración armado por la dictadura en el Estadio Nacional en pleno Santiago de Chile.

Pero no sólo la tragedia es lo que brota de Chile. El otro 11 de septiembre. El eje conductor fundamental es el hombre que buscó de forma consiente cambiar la historia de su país junto a esas “masas de desposeídas” a la que tiempo antes había apostado Ernesto Guevara.

Ésto lo dejó en claro en septiembre de 1973 Fidel Castro, que desde la Plaza de la Revolución en La Habana, dijo para quien quisiera oír: “El presidente Allende ha entregada a su pueblo el más alto ejemplo de heroísmo que se pueda ofrecer. Y es imposible que cada chileno honesto, cada chileno digno, no sienta hervir su sangre, no sienta arder la más profunda indignación ante los hechos que han ocurrido en su país y ante el ejemplo del presidente Allende, ante el ejemplo de los combatientes que cayeron junto a él...”.

(Publicado en www.avn.info.ve - 28 de junio de 2011)

miércoles, 22 de junio de 2011

Movimientos sociales en Argentina: el desafío de consolidar el poder popular


Los movimientos sociales de Argentina tienen como desafío consolidar el poder popular, que desarrollan desde hace más de una década, y alcanzar la consolidación de un proyecto más amplio con capacidad de confrontar a los poderes hegemónicos.

Así lo dijo en entrevista exclusiva para la AVN, el periodista y escritor Mariano Pacheco, autor del libro "De Cutral-Có a Puente Pueyrredón. Una genealogía de los Movimientos de Trabajadores Desocupados".

Para lograr este objetivo entre los movimientos sociales argentinos, que se reúnen bajo las premisas de una nueva izquierda autónoma, Pacheco explicó que se debe tener cuenta “una mixtura de experiencias en nuestra América”.

Entre ellas nombró el caso del movimiento zapatista en México y el Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil, que con sus experiencias “muestran que es posible autogobernarse de otro modo”.

A ellos hay que sumarles los gobiernos populares, como en los casos de Venezuela y Bolivia, que con sus proyectos “alumbran la posibilidad de dar batallas, ya no sólo desde la resistencia sino también desde las entrañas mismas del monstruo, es decir, desde el interior de esos aparatos de dominación llamados Estados”, analizó el escritor argentino.

Pacheco señaló que en la actualidad del país, los movimientos sociales “se encuentran ante un gran desafío”, como es “consolidar las experiencias de construcción de poder popular local que ya llevan más de una década”.

A esto hay que sumar la necesidad de “construir un proyecto más amplio, con capacidad de dialogar con otros sectores no organizados de nuestro pueblo y, a su vez, estar en mejores condiciones para confrontar con los poderes hegemónicos”, detalló.


En su libro, Pacheco hace un recorrido por el surgimiento de los primeros Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD) a mediados de la década del 90 hasta la actualidad, donde muchas de esas experiencias, que actuaban en plena resistencia, ahora han crecido, mutado o se cobijaron bajo el ala estatal.

En la obra, el autor hace hincapié en la formación de estas organizaciones que pelearon, muchas veces en soledad, contra los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, quienes sostuvieron las recetas más ortodoxas del neoliberalismo.

El libro aborda la historia de los MTD, no sólo como un hecho cronológico sino a través de historias de vida, crónicas y análisis que van desde la educación popular, la teoría marxista, una revisión de la lucha armada en Argentina en la década del 70 hasta la literatura y la comunicación producida por los mismos movimientos.

Uno de los momentos históricos que más se aborda en De Cutral-Có a Puente Pueyrredón es la rebelión popular que se produjo en Argentina en diciembre de 2001 y que desembocó en la renuncia del presidente De la Rúa, después de una represión que dejó como saldo 39 personas muertas, nueve de ellas menores de edad.

Pacheco expresó que a 10 años de esas masivas movilizaciones en todo el país, que “pusieron en jaque a la clase política en su conjunto, el Estado ha recompuesto su legitimidad, sus instituciones se recuperaron y en algunos casos se han fortalecido”.

Para el escritor y periodista, esta situación “hace que se produzca, por un lado, una captura estatal de muchas de estas experiencias que, aún habiéndose mantenido por fuera del partido de Gobierno, comienzan a actuar bajo sus lógicas”.

“Por otro lado, se ha producido un discurso que circula con fuerza, que es el de colocar en el lugar de la política a todo aquello cuestionado por la rebelión de diciembre de 2001, y poner en el lugar de la no política a todas esas experiencias que surgieron por aquellos años”, analizó.

También reconoció que las propias organizaciones han cometido errores, como por ejemplo no tener capacidad para construir un “movimiento político de masas” que pueda “disputar en otros planos del quehacer político nacional”.

Sobre el aporte de los MTD en Argentina, así como de las fábricas recuperadas por sus obreros o de los nuevos sindicatos de base, Pacheco sostuvo: “Fueron un gran ejemplo que puso sobre el tapete que era posible hacer una política popular, desde abajo, que apuntara al cambio social, por fuera de los partidos tradicionales y la iglesia, por fuera del Estado y las lógicas de la democracia representativa, poniendo el eje de la participación, de la democracia directa como central”.

(Publicado en www.avn.info.ve - Junio de 2011)

martes, 14 de junio de 2011

Che: pensamientos e imágenes en revolución


En un viaje de palabras, ideas e imágenes podría resumirse el libro “Che, desde la memoria. Los dejo ahora conmigo mismo: el que fui”, editado por Ocean Sur y los Centros de Estudios Che Guevara y Pablo de la Torriente Brau en 2004.

Un viaje donde los escritos del guerrillero argentino-cubano son acompañados por una extensa serie de fotos que va desde su infancia en familia, con las sierras cordobesas de fondo, hasta una imagen final, junto a su esposa Aleida March, ya “transformado” en otra persona, que iniciará el trayecto a Bolivia, donde caerá combatiendo y buscando, de forma encarnizada, un mundo nuevo y más justo.

Dividido en 15 capítulos, en los que el poeta y director cinematográfico cubano Víctor Casaus esboza una introducción de las etapas que se abordan, los textos demuestran la coherencia humanista de Ernesto Guevara, desde su primer viaje por Argentina, descubriendo la realidad profunda del norte del país, que luego se profundizará en sus dos viajes posteriores por América Latina.


El humanismo del Che -resumido en su pronunciamiento de “endurecerse, pero sin perder la ternura jamás”- se observa también en las cartas enviadas a su compañero Camilo Cienfuegos o en la correspondencia mutua con el poeta León Felipe, hasta los análisis recogidos en el diario de Bolivia.

Apasionado, observador atento de las realidades, sincero, con una rigidez crítica y autocrítica que hasta en los mínimos detalles, en Che, desde la memoria... quedan plasmadas esas características de Guevara, los caminos del continente recorridos en busca de una identidad y las definiciones que tomaría para el resto de sus días: la lucha contra el imperialismo, la aplicación sin dogmas del socialismo y la formación de la conciencia como motor de la liberación de los pueblos.

En uno de los pasajes más interesantes del libro aparecen las entrevistas que le realizara en Sierra Maestra el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti, y otra efectuada por Radio Rivadavia de Argentina, luego del triunfo de la revolución en enero de 1959.

Otro capítulo central es la recopilación de las fotografías tomadas por Guevara, desde sus dos viajes por América Latina -que lo llevaron a Chile, Perú, Guatemala, Honduras y México-, hasta las logradas en pleno proceso revolucionario en centro de trabajos y movilizaciones, como así también las que retratan sus viajes a India y China.


"Como en todo testimonio verdadero -analiza Casaus en el prólogo-, en los textos de este libro alientan los rasgos de su autor. De ahí que lo encontremos en sus páginas como lector y como fotógrafo, como amigo y como estudioso de la historia, de las gentes, de la vida. La ironía y el humor, la crítica y la firmeza, la sinceridad y el autoexamen exigente conviven en la palabra de Che testimoniante".

Todo esto se refleja en sus crónicas, análisis, en las escuetas misivas que muestran el cariño hacia sus hijos mientras combatía en África o en la mínimas cartas a sus padre, ya enfrascado en la guerra revolucionaria cubana, donde sólo les pedía: “confíen en que Dios sea argentino”.

Economía, cultura, marxismo, críticas de libros y artículos firmados como El francotirador, mientras combatían en Sierra Maestra, donde explica el accionar de Estados Unidos en la historia de Cuba, son los temas que repasa de forma permanente Guevara.

La verdad ajustada como un guante, reclamaba el Che en una de su cartas, como también reafirmaba su postura revolucionaria al contestar a un grupo de periodistas: “Considero que tengo una misión que cumplir en el mundo, en aras de la cual debo sacrificar todo, los placeres corrientes, el hogar, la seguridad personal y quizás la propia vida. Éste es mi compromiso, del cual no puedo desligarme hasta el fin de mi vida”.

(Publicado el 14 de junio de 2011 en www.avn.info.ve)

viernes, 10 de junio de 2011

La novela de Labraza


El Predicador llegaba siempre entrada la noche, cuando el silencio caía sobre la ciudad y los perros vagabundos rondaban algún lugar dónde cobijarse.

Como odiaba a la iglesia y a las religiones en general, en el bar no tardaron en apodarlo de ese modo. Si a esto se le sumaba que, desde hacía años, escribía una novela infinita y maratónica, el sobrenombre para Antonio Labraza venía como anillo al dedo. Pero lo que realmente daba razón a su apodo era esa novela o, mejor dicho, los relatos fragmentados que nos daba de ese texto que nunca nadie había visto.

Porque en las noche densas y etílicas, el Predicador dejaba que todos alcanzaran un alto grado de curiosidad sobre “ese libro” y, cuando alguien estaba a punto de pedirle que contara más, se lanzaba a hablar, relatando la historia, sus escenarios, conflictos y delirios hasta que el amanecer bostezaba en el cielo.

Su novela arrancaba en su apellido, Labraza, pueblo medieval en la frontera con Navarra, donde tres amigos de la infancia llegaban a la adolescencia con un asesinato y una mujer pasional de por medio. En ese punto comenzaba la travesía de los personajes, que juntos -aunque distanciados por aquella mujer difusa y dadivosa en el amor- cruzaban en un barco mercante el Atlántico para desembocar en la Patagonia y seguir el trayecto hasta La Pampa.

La historia de Labraza era infinita, oscura, densa, misteriosa, todo a la vez. Era una historia oral que se desarrollaba en la voz de su autor, quien juraba y perjuraba que su novela avanzaba en el papel tanto como en los relatos de esas noches donde quedábamos atrapados en el bar del Máquina.

Curioso el Predicador: hasta que no arrancaba con las voces que contaban su novela, hablaba poco, sobre lugares comunes y siempre era un punto fijo para un truco o un chinchón. Juan me decía que, como escritor, era muy bueno, principalmente porque nunca hablaba de sus dotes magnánimos en el mundo literario, sino que se dedicaba a contar una historia cuando todos tenían ganas de escucharla.

La lluvia se desató de un momento a otro. La humedad y el cielo con nubarrones cargados habían aguantado bastante. Cuando el diluvio empezó a caer, Labraza nos decía que los tres amigos habían llegado a la laguna La Arocena, cerca de General Pico. Un camionero los había levantado por la ruta 3, a la altura de Rawson, y les había aconsejado buscar a unos  capataces de campos que conocía.

-La historia de Labraza no es lineal y cronológica, es un ir y venir por territorios y décadas pasadas -se entusiasmaba Juan cuando el autor ya había dejado el bar- El tema es que no sabemos si es su historia, la de sus personajes o la de alguien más, pero lleva su apellido.

Labraza sigue contando su historia y el final parece más lejano que nunca. Cerveza en mano, sentado contra la pared, su voz es un permanente desvelo para quienes lo escuchamos. Hemos reconocido a esa mujer de sexo frenético que describió Labraza en más de una ocasión. Y nos preguntamos de forma recurrente si esa historia es la de su vida, donde un asesinato lejano despertó un viaje que todavía no terminó.

Caracas, 10 de junio de 2011