jueves, 21 de julio de 2011

Murdoch y el poder de los medios basado en la corrupción política


Si el escándalo, el periodismo amarillista y las relaciones intrínsecas con el poder político permitieron a Rupert Murdoch construir un imperio mediático capaz de definir la vida de millones de personas, en las últimas semanas esas mismas “virtudes” utilizadas por el magnate se vuelven en su contra de manera vertiginosa.

En estos días Gran Bretaña se encuentra en el centro del huracán, aunque los vientos desatados por las denuncias de masivas escuchas ilegales realizadas por el diario News of the World, propiedad del empresario, repercuten a nivel mundial.

Integrantes de la realeza inglesa, dirigentes políticos, celebridades y actores, familiares de soldados extranjeros muertos en Afganistán e Irak y víctimas de abusos de pedófilos, son la punta de un ovillo que implica a altos funcionarios de la policía británica y casos de sobornos a cambio de información.

Y si de sembrar dudas y zozobra en el caso se trata, se suma la muerte del periodista Sean Hoare, quien trabajó en News of the World y denunció las irregularidades del periódico.

A esto se agregan las renuncias del jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson, y su segundo en la policía metropolitana, John Yates, quienes trabaron las investigaciones sobre las escuchas ilegales.

El primer de ellos admitió que al menos 10 miembros del Departamento de Asuntos Públicos trabajaron en el pasado para News International, parte de la corporación Murdoch.

Por su parte, Yates cerró una investigación sobre las ilegalidades del emporio hace tres años, en tanto que Stephenson había contratado a Neil Wallis como consejero estratégico de la Policía Metropolitana londinense.

Wallis fue ejecutivo del polémico diario cuando lo dirigía Andy Coulson, que a su vez reemplazó a Rebecca Brooks en 2003, quien admitió ante un comité parlamentario que News of the World pagaba a la policía para obtener información.

Pero la dirección de Coulson llegó hasta 2007, cuando dimitió al descubrirse las escuchas ilegales a la familiar real británica, aunque su estrella brilló hasta enero de este año como jefe de prensa del primer ministro Cameron.

Con este panorama, vuelve a aparecer la muerte de Hoare, quien en su denuncia implicaba al ex colaborador del gobernante británico.

Hasta el momento, son 10 las personas arrestadas en el caso y dos de ellos se encuentran con libertad bajo fianza, mientras que el Tribunal Superior de Londres ordenó a Scotland Yard desclasificar y sacar a la luz las informaciones sobre las escuchas ilegales, luego de que el actor Hugh Grant y la multimillonaria Jemima Khan presentaran renuncias al respecto.
 
Citizen Murdoch

Si alguien consumió las noticias de Fox News o Reuters, o disfruta las películas o series televisivas de Twentieth Century Fox, o lee The Wall Street Journal, The Sun, The New York Magazine, The New York Post, The Times, The Sunday Time, The Economist, o algún medio que dependa de la firma insignia News Corp en Australia, Europa, Asia o América Latina, colaboró en el crecimiento de un pulpo mediático que tuvo como ingeniero principal a Rudolp Murdoch.

Nacido en Australia, Murdoch se nacionalizó estadounidense con el beneplácito del entonces presidente Ronald Reagan, un republicano con quien compartió ideas y pensamientos.

Su decisión de obtener la ciudadanía norteamericana se debe a que en Estados Unidos las leyes impiden a un extranjero ampliar sus inversiones en el país por encima de 2 mil millones de dólares.

Pese a que se reconoció atraído por las ideales socialistas en su temprana juventud, el empresario dejó en claro que el libre mercado era el camino a seguir, a través de las elecciones o de las invasiones militares, como fue en el caso de Irak, donde apoyó desde un principio la invasión ideada por la administración de George W. Bush.

Sobre la decisión del ex mandatario de atacar territorio iraquí, Murdoch sostuvo que “está actuando de manera moral y correcta” y que la consecuencia más favorable de la aventura bélica era un barril de petróleo a 20 dólares. “Es más que cualquier reducción de impuestos en cualquier país”, afirmó en ese momento.

Luego que estallara el escándalo, Murdoch tuvo que retirar su oferta para adquirir el 61% de British Sky Broadcasting, con lo que habría obtenido el control total de la empresa que domina el mercado de la televisión digital en Gran Bretaña.

Con más de 32 mil millones de dólares en sus cuentas bancarias, el magnate supo abrir sus medios tanto al ultracoservador Tea Party como para apoyar la campaña de Hillary Clinton como pre-candidata presidencial en 2006.

La magnitud del negocio de Murdoch se pueden rastrear en el ejercicio 2009-2010 del holding, que obtuvo ganancias de 932 millones.

Aunque como bien sabe el empresario, el libre mercado que defiende poco tiene de compasivo ante la caída en desgracia de alguno de sus miembros, por lo cual las acciones del grupo comenzaron a derrumbarse y las calificadoras de riesgo consideran bajar la nota del conglomerado.

Un escándalo con final abierto

Al presentarse por primera vez frente a los parlamentarios británicos, Murdoch se excusó y argumentó que no era él quien tuvo la “responsabilidad última” del escándalo, sino “las personas en las que confié para dirigir” el diario “y en las personas en las que ellos confiaron”.

Pidiendo disculpas a los afectados, el empresario se defendió diciendo que fue “engañado” por los responsables del News of the World.

Murdoch también reconoció que su compañía no investigó las denuncias anteriores, pese las declaraciones en 2003 de Brooks, que es una de las personas de su mayor confianza.

Ahora habrá que esperar las futuras repercusiones de las revelaciones y denuncias sobre News of the World, teniendo en cuenta la relación fluida que mantenía con los cuerpos de seguridad británicos.

Y si ese mecanismo para obtener “primicias” se desplegó también en las naciones donde News Corp tiene presencia, sobre todo en Estados Unidos, donde ya se anuncian posibles investigaciones que apuntarían a Murdoch.

(20 de julio de 2011 - www.avn.info.ve)

lunes, 18 de julio de 2011

Ochocientos


“Para nuestra patria cautiva,
la libertad de morir consumida de amor”.
(Mahmud Darwish)

Son más de ochocientos, muchos más,
tienen apenas doce, trece, catorce o quince años,
número dirán algunos, niños y niñas dirán otros,
presos políticos o jóvenes que no quieren
la invasión de la tierra y la patria que los vio
nacer, crecer, lanzar la piedra liberadora,
el suspiro que crece ante el soldado armado,
que avanza y aprieta el gatillo una y otra
y otra vez,
entonces vuelven los números,
porque son ochocientos niños y niñas,
ahora presos políticos de doce, trece, catorce
o quince años
que deciden lanzar una piedra
y utilizar su tiempo en jugar la piel
para detener el tanque o el cazabombardero
porque saben, con doce o trece o catorce años,
que los juegos y los divertimentos de su edad
deben tener paciencia porque enfrente,
en sus caras, avanzan los soldados armados
que ya regaron de muerte la tierra, pero no su patria,
soldados que disparan contra esos niños y niñas
que muchos dicen son números, estadísticas, un frío
horror que se pierde en el vendaval,
aunque sean, en realidad, fuegos y pasiones
y futuro, sobre todo futuro,
por eso guardan su infancia y sus juegos y
la escondida o el carrusel para pararse
frente al militar, agarrar la piedra del suelo
y tirarla con fuerza,
porque la piedra dice,
dice que quieren los juegos y divertimentos,
y carruseles y una pelota tras la cual correr,
por eso lanzar la piedra
que grita el nombre de su patria,
que aúlla contra el invasor,
que muestra la dignidad
de esos ochocientos niños palestinos
que son miles.

(Caracas, 18 de julio, 2011)

sábado, 9 de julio de 2011

Algunos suspiros de Jack Kerouac


Cuando leí la novela “Los Subterráneos” de Jack Kerouac no pude dejar de enamorarme de Mardou, esa mujer que se desvanecía por calles humeantes y ponía en una tensión permanente al protagonista, que no era otro que el mismo Kerouac. Pero también descubrí a uno de esos hombres donde escritura y cuerpo comulgan y se entrelazan, transpiran y vibran.

Leer a Kerouac es conocer que otra forma de vivir se encuentra en cualquier camino. No me refiero a una apología del hippismo lavado y maquillado que, con el tiempo, lograron vender los grandes medios de comunicación estadounidenses. En la literatura de Kerouac se encuentra el germen de un movimiento que surgió al calor del rechazo del American Way of Life, estilo de vida que, en ese momento, justificaba una invasión asesina en Vietnam.

Una breve descripción realizada por Kerouac aparecida en su novela “Big Sur” sobre una familia norteamericana tipo muestra el valor de sus palabras; o la sinceridad con la que relata un México ajeno, extraño pero candente; o esa oda a la liberación que es “En el camino”, donde caen uno a uno los estereotipos estadounidenses que se imponen a nivel mundial desde ese centro de poder que es la Casa Blanca. Todo esto, escrito desde la sinceridad de una persona desesperada, contradictoria y directa.

La literatura de Kerouac conmueve y llama a reflexionar, inyecta vientos en el cerebro de quien la lee, y deja a luz una sociedad en decadencia.

Sus relatos de la década del cincuenta tienen tanta vigencia hoy como lo tendrán dentro de treinta años. Fueron (y son) una radiografía molesta para el poder de Estados Unidos, como también lo son las novelas y cuentos de Charles Bukowski. Ambos despejan el manto negro que cae sobre un país que vendió al mundo sus éxitos de modernidad y esconde los suburbios por donde transitan sus clases sociales más sufridas.

Por eso, estos fragmentos de la obra de Kerouac, pinceladas de su desesperación, letras y párrafos de una literatura que marcó a toda una generación:


De la novela En el camino

Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida, mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.


De la novela Los subterráneos

Los hombres son tan locos, desean la esencia, la mujer es la esencia, ahí la tienen directamente entre las manos, pero ellos se precipitan en todas direcciones erigiendo inmensas construcciones abstractas.
El sol suave, las flores y yo que me alejaba por la calle y pensaba: “¿por qué me habré permitido alguna vez aburrirme en el pasado?”, y como compensación me emborrachaba o tomaba esas cosas o me daban ataques o todas esas artimañas que usan las personas porque desean algo, cualquier cosa, salvo la serena comprensión de lo que realmente existe, que después de todo es tanto, y las cavilaciones provocadas por las odiosas convenciones sociales, las rabias, el hacerse mala sangre por los problemas sociales y por mi problema racial, todo eso importaba tan poco; aunque ahora podía sentir esa gran seguridad y el oro de la mañana terminaría alguna vez por desvanecerse, y ya había empezado a hacerlo; hubiera podido construir toda mi vida como esa mañana solamente sobre la base de la pura comprensión y el deseo de vivir y seguir adelante, dios, todo era la cosa más hermosa que jamás me había sucedido, a su manera; pero todo era también siniestro.


De la novela Tristessa

Estoy con Tristessa en un taxi, borracho, con una enorme botella de whisky Juárez que guardo en una de las bolsas de mi mochila ferrocarrilera que me acusaron de sacar de un tren en 1952... Heme aquí en la ciudad de México, lluviosa noche de sábado, misterios, viejos sueños de pequeñas calles innombrables por las que he caminado entre una multitud de sombríos Indios Vagabundos envueltos en patéticas cobijas que te hacen llorar. Al verlos me imagino brillosos cuchillos debajo de los pliegues de sus ropas... Lúgubres sueños trágicos como el de aquella noche en el viejo tren, cuando mi padre colocó sus grandes muslos en el asiento de un carro nocturno para fumadores, mientras afuera el guardafrenos con luz roja y blanca se desplazaba pesadamente por la vasta y triste niebla de las vías de la vida... Pero ahora estoy en este valle vegetal de México; unas noches antes, en la azotea dondedormía, me tropecé con la luna de Citlapol cuando me dirigía al viejo y goteante excusado de piedra... Tristessa está drogada, bella como siempre se dirige contenta a su casa para meterse a la cama y disfrutar de su morfina.

(Julio de 2011)

En Gaza y Cisjordania la infancia es breve


Rima Alí sabe que ir al colegio es algo peligroso. En el trayecto de su casa al aula, en la aldea cisjordana de Tuba, varios kilómetros al sur de Jerusalén, cualquier cosa puede suceder. Su principal preocupación son los colonos judíos que viven en esas tierras. De su encuentro con ellos, esta niña de 10 años guarda un recuerdo imborrable: una cicatriz bajo un ojo, que toda la vida le recordará cómo el antiguo David es ahora un Goliat que ataca a los más desvalidos.

La pequeña le confesó a un corresponsal de la agencia de noticias IPS que ir a la escuela de la localidad beduina de At Tuwani es una experiencia aterradora. “Nunca sabemos cuándo los colonos nos van a atacar y a golpear”, dijo.

Rima Alí, convencida de que ante esos ataques sus únicas aliadas son las piernas, para correr y huir de la persecución, contó que ella y sus compañeros de clase han aprendido a tomar precauciones: “Todos los días tenemos que cuidarnos de que los colonos judíos no estén en el valle. Y si los vemos, tenemos que salir corriendo”.

Por lo visto, en los territorios palestinos ocupados, el dicho popular "los únicos privilegiados son los niños" es algo frágil y lejano.

Desde que comenzó la invasión israelí de Palestina, en 1948, y especialmente a partir del recrudecimiento de conflictos en la década de los sesenta, uno de los blancos sistemáticos ha sido la población infantil. Cárceles, agresiones, hambre, y también torturas y asesinatos, son parte de los métodos utilizados por los gobiernos hebreos para doblegar a los palestinos. Sin importar su edad.

Porque en Palestina el terror es aplicado no sólo por las fuerzas de seguridad sionistas, sino que también es desplegado por los colonos judíos que, con la anuencia del Estado, siguen expandiendo sus asentamientos en territorios árabes.

A los colonos, financiados por el propio gobierno hebreo, no los desvela la cantidad interminable de resoluciones internacionales que prohíben o restringen su accionar. Para ellos, entrar a cualquier aldea palestina, amparados y custodiados por el Ejército, es una oportunidad única para saquear viviendas y apropiárselas.


Escuelas bajo fuego

Si los miedos de una niña de apenas 10 años pueden parecer exagerados, la historia de Maysun Sawalha, directora de una escuela femenina del pueblo de As Sawiya, cercano a Nablus, confirma que la pesadilla es real. En 2010, un día cualquiera, llegó al establecimiento y lo encontró en una nube de humo. La encargada de limpieza le contó que el almacén había sido incendiado.

Al ser consultada por la prensa, Sawalha confirmó que no era el primer ataque contra la escuela. La directora no dudó en responsabilizar a los colonos judíos que, como recuerdo de su propia barbarie, escribieron en las paredes consignas racistas.

Dos semanas antes del ataque a la escuela de As Sawiya, los colonos habían incendiado una mezquita en Cisjordania, donde quemaron copias del Corán y en uno de los muros pintaron la palabra “Venganza”.

Como medida de protección, la organización Cristianos de Acción por la Paz decidió que varios de sus miembros acompañarían a los niños y niñas en su trayecto hacia algunos colegios. En una de esas ocasiones, cinco colonos los interceptaron desde una colina y dos miembros de la agrupación fueron atacados. Ambos tuvieron que ser hospitalizados: brazos rotos, fractura de cráneo y hasta un pulmón perforado.

Como paradoja de crueldad superior, si algún palestino se animara a presentar en tribunales o ante la policía la denuncia de un ataque, tendría que hacerlo en los territorios regentados por las autoridades israelíes, a donde le está prohibido el acceso.


La fría muerte

Aunque las estadísticas son frías, no dicen nombres ni muestran rostros, pueden dar una idea concreta de la situación de los niños palestinos en los territorios ocupados.

En un reciente informe presentado por el relator especial de la ONU para la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos, Richard Falk, se indica que en la última década 1.335 niños murieron como resultado de la presencia militar israelí y de los colonos judíos. Uno cada dos o tres días días. La cifra, como todas, es anónima y no puede mostrar el terror que habita en la mirada de una niña como Rima Alí.

Pero no sólo de bala o de bomba se muere. Al denunciar la situación imperante en la Franja de Gaza, Falk manifestó que el bloqueo allí impuesto por Israel desde 2006 ha afectado profundamente “el derecho de los menores a la alimentación, la salud y la educación”.

“Además, el trauma psicológico derivado del ataque israelí a la Franja en diciembre de 2008 y enero de 2009 continúa afectando gravemente a los niños”, apuntó el funcionario de la ONU en referencia a la Operación Plomo Fundido, cuando las fuerzas armadas hebreas bombardearon la zona costera hasta dejar un saldo de 1.400 pobladores muertos.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), reveló por su parte que en mayo de 2011 aumentó el número de menores sin casa, debido a las demoliciones de viviendas ordenadas por Tel Aviv.

En un informe presentado por el Ministerio Palestino de Prisioneros y Liberados (MPPL) se reveló que las autoridades israelíes han arrestado a 750.000 palestinos desde 1967 hasta la fecha, y que en la actualidad 6.000 siguen en prisiones israelíes. En el documento se especifica que en las cárceles hebreas hay 245 niños palestinos.

El encarcelamiento de niños y adolescentes árabes no es un método nuevo: durante la Intifida del Aqsa, en el año 2000, de los 70.000 palestinos arrestados, 7.000 eran menores.

Pero las cifras reales sobre el arresto de niños y adolescentes son en realidad desconocidas. Ante la ausencia de organismos internacionales que sometan a minucioso escrutinio las políticas represivas del Estado de Israel, y frente al marcado desinterés de los grandes monopolios noticiosos, la información sobre este tema es incompleta e imprecisa.

Un artículo aparecido en el portal www.palestinalibre.org indicó que solamente en la prisión de Ofer están encarcelados al menos 300 menores. Por su parte, el Centro Palestino para la Defensa de los Detenidos informó en 2010 que Israel mantenía cautivos a cerca de 340 niños palestinos, todos ellos privados de sus derechos básicos.

Según el diario francés L"Humanité, cada año, en promedio, 700 menores palestinos “son detenidos, interrogados y perseguidos por el sistema militar israelí”.

Sin presencia de abogados ni de sus padres, encarcelados sin cargos, o bajo la borrosa acusación de "lanzar piedras", los pequeños son interrogados por los servicios de inteligencia, sin que falten torturas físicas y psicológicas.

Por más que Israel figure entre los 191 firmantes de la Convención de los Derechos de la Infancia, vigente desde 1990, las políticas del Estado hebreo hablan de la continua violación de esa carta.


Las tumbas blancas

Amyad Farid Shaluf, de 8 años; Saleh Sa’id Obid As-Sufi, de 13; Mohammed Hassan Irmilat, de 16; Murad Mahmud Abu Safra, de 17; Issa Farayalah Eid Irqibat, de 17; Jalid Ismail Ad-Dbari, también de 17 años. A simple vista, nombres y números: un anonimato que persiste en tornar borroso el horror. En realidad, un puñado de niños y adolescentes de la localidad de Silwan, víctimas de arrestos o aun de asesinato, como en el caso de Ad-Dbari.

¿Será que frente a esta situación permanente, los niños y las niñas de Palestina podrán amar la vida cuando encuentren un camino hacia ella, entre mártires y flores de jazmín, como escribió Mahmud Darwish? ¿O tal vez serán borrados de sus pasaportes los pájaros perseguidos, los campos de trigo, las cárceles, las tumbas blancas y las fronteras, como también dejó asentado el poeta palestino décadas atrás".

Lo que se sabe y conoce, es que esos niños y niñas de un país al que no lo dejan ser, viven en una permanente crisis. Frente a ellos, Israel, sus tropas y el avance permanente sobre ese lugar difuso pero presente: la patria de un pueblo que hace más de sesenta años fue despojado de sus tierras.

(Publicado el 8 de julio de 2011 en www.avn.info.ve)