jueves, 28 de junio de 2012

De las iniciaciones del doctor Hamilton


La carrera del doctor Hamilton comenzó a temprana edad. Con apenas veinte años, y junto a dos amigos, decidió que la medicina era un negocio rentable para mantener los vicios. 

Durante seis meses, los tres amigos estudiaron libros de anatomía, tratados médicos y miraron, con disciplinada atención, videos de intervenciones quirúrgicas. En seis meses, los tres amigos formaron un núcleo sólido y voluntarioso, donde las conversaciones sólo trataban sobre cirugías plásticas. Días y noches encerrados, casi son dormir gracias a las anfetaminas, estudiando las intrincadas nociones de la medicina; días y noches agotadoras que, para el doctor Hamilton, se convertirían en un ritual de iniciación en su futura y afamada vocación.

En una de esas noches, Hamilton convenció a uno de sus amigos de que era hora de poner manos a la obra: había que pasar de la teoría a la práctica concreta y real. Por eso, mientras el amigo elegido descansaba unas horas, lo anestesiaron y los bisturíes se abalanzaron sobre el cuerpo tierno y desprotegido. El resultado fue escalofriante, pero el doctor Hamilton sabía que los primeros pasos siempre son duros.

Quienes conocen esta historia, calculan que el doctor Hamilton y su amigo sobreviviente efectuaron cuatro o cinco cirugías plásticas. A peores resultados sobre los cuerpos, mayor era el dinero que ingresaba en los bolsillos de los muchachos.

El propio doctor Hamilton denunció con una llamada anónima a la policía a su amigo. Comentan que el placer que sintió luego de la comunicación telefónica fue único y revelador.

Un cronista de la época, que conocí unos días antes de su muerte, escribió en un diario nacional cuando la noticia se conoció: “Dicen que muchas mujeres dan el todo por el todo para captar miradas masculinas, recurriendo a intervenciones quirúrgicas para corregir detalles en el cuerpo hasta lograr la perfección que deja a más de uno boquiabierto”.

Después de un comienzo pomposo, el periodista continuó con el mismo tono: “Muchas lograron esa perfección, pero otras en medio de su desesperación, producto de la vanidad, acuden a consultorios médicos improvisados o no permisados, para practicarse esas terribles operaciones que, lejos de hacerlas ver más bellas, les comprometen el físico y hasta la salud”.

Luego de dos o tres párrafos más cargados de moral y lecciones conservadoras, el cronista detallaba el operativo policial en el cual fue atrapado uno de los “paramédicos” (así lo catalogaba el redactor).

Como es costumbre, el doctor Hamilton salió ileso y fortalecido para seguir ideando su gran plan. Como siempre sucede cuando las noticias implican al doctor Hamilton, nunca nadie supe que fue de sus rastros.

(Caracas, junio, 2012)

martes, 12 de junio de 2012

Óleo de mujeres en Miraflores


"Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan allí", canta Silvio Rodríguez en Óleo de una mujer con sombrero, algo que a Marlenis Rodríguez, Isabel Núñez e Irene González nunca se les pasaría por la cabeza si se les pregunta qué sienten por el presidente Hugo Chávez.

Las tres llegaron al Palacio de Miraflores para manifestar su apoyo al mandatario venezolano, que este lunes se inscribió como candidato para las elecciones del próximo 7 de octubre.

Antes de que el presidente partiera hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), y en medio de una multitud que agitaba consignas y banderas desde tempranas horas de la mañana, las mujeres que se desplazaron de todo el país y de las parroquias caraqueñas, fueron una mayoría indiscutida en la movilización popular que se multiplicó por toda la capital del país.

Marlenis comienza a hablar y su voz se quiebra, pide disculpas porque no puede contener la emoción y, luego de secarse los ojos, dice para despejar dudas: "Mi Comandante va a echar pa'lante, por eso vamos a arrasar el 7 de octubre".

Con 58 años, Marlenis se trasladó a Miraflores con compañeras y compañeros del Consejo Comunal San Augusto, de la calle Vista Armada, de Las Salinas.


"Estamos muy contentos porque, gracias a Dios, él está muy recuperado, se va a sanar totalmente y vamos a hacer una Venezuela socialista, como él quiere", afirma.

Marlenis resalta la demostración de afecto y amor para el presidente Chávez que se ve en las calles aledañas a Miraflores y señala que toda la gente reunida "está bellísima".

"Ahora a uno lo toman en cuenta. A mí antes nunca me tomaron en cuenta para absolutamente nada, salvo cuando necesitaban el voto: iban a mi casa, me prometían miles de cosas y después no las cumplían", recuerda Marlenis

Al ser consultada por estos 13 años de gobierno bolivariano, señala que "los logros más importantes son las Misiones y también la atención que tiene la tercera edad. Ahorita uno sale a la calle y la gente lo atiende como es merecido".

Isabel Núñez viajó desde el refugio donde vive en el estado Vargas y aclara que es tímida, por eso sus palabras se mezclan con risas nerviosas. Pero su forma de ser no es obstáculo para que exprese sus sentimientos. "En todos estos años siento felicidad y vamos a hacer todo para que no salga del gobierno y de todo esto que es tan bonito. Lo queremos para siempre", dice.

"Ahora vamos a ver al presidente Chávez y reafirmar que hay que apoyarlo", resume, mientras mira expectante hacia el Palacio de Miraflores, porque ya se ven algunos movimientos.


Desde la parroquia Catia, Irene González llegó con sus compañeros y compañeras de FM Radio Rebelde (95.1). "El pueblo se apoderó de la comunicación gracias a nuestro presidente", destaca la periodista.

"Aquí estamos presentes los que realmente queremos a Venezuela, no los que quieren el camino torcido, como la oligarquía rancia. Esta muestra de afecto me genera una emoción terrible. Cada vez que salimos a demostrarle a Chávez un poquito del inmenso amor que sentimos por él, le genera al pueblo una inmensa alegría. Revolución es alegría, no amargura", expresa Irene que con cada palabra que pronuncia transmite energía y fuerza.

Desde Radio Rebelde "estamos con las alpargatas puestas para bailar un buen joropo y sacar, de una vez por todas de Venezuela, esa bota yankie que todavía insiste en ocupar nuestro territorio", manifiesta sin vacilar.

Sobre los avances alcanzados en el país en estos años, Irene sonríe y explica que "no alcanzaría una semana para hablar de todo el apoyo que ha dado el pueblo".

Antes de volver junto a sus compañeros y compañeras de Radio Rebelde, la comunicadora popular deja como enseñanza una idea concreta y simple: "Lo principal es el bienestar colectivo y no el individualismo de una minoría".

(Publicado el 11 de junio de 2012 en www.avn.info.ve)

martes, 5 de junio de 2012

La ley del cuerno en México


En la carretera de San Fernando, al noroeste de México, las noches se pueden convertir en una cuadro dantesco. Quienes viajan por ese camino y agudizan un poco la vista, a lo lejos divisan las camionetas último modelo, con sus puertas abiertas, y a grupos de personas que sostienen fusiles de guerra. Pero todavía hay más. Las historias recorren todo el estado de Tamaulipas, y hay quienes cuentan que en plena madrugada las excavadoras abren la tierra una y otra vez para sepultar allí las víctimas de la guerra entre narcotraficantes, Ejército, gobierno y sicarios tiene años estremeciendo a México.

Esta historia forma parte del libro La ley del cuerno, compendio de crónicas sobre la profunda crisis que se vive en el territorio mexicano, derivada del tráfico ilegal de drogas (principalmente hacia Estados Unidos), los asesinatos masivos de inmigrantes que buscan llegar a Norteamerica, los cruentos ajustes de cuentas entre cárteles del narcotráfico, la complicidad estatal y militar, y un silencio permanente que avanza sobre la sociedad mexicana.

Los artículos compilados, que comprenden 2009-2011, son un fresco retrato de la descomposición social y la violencia que atraviesa México. En cada crónica de La ley del cuerno, se repiten cifras que se acrecientan con el paso de los meses: 10 muertos por día en Tabasco, una fosa común con decenas de cuerpos sin vida en Laredo, un adolescente masacrado en una esquina de Ciudad Juárez, mientras hablaba con sus amigos, 6.000 o 7.000 asesinatos por año desde 2006, cuando asumió la presidencia Felipe Calderón. En resumen, el eje central del libro es la repetición permanente de la muerte y de las complejidades que vive México donde dinero fácil, impunidad y asesinatos son una constante.

En La ley del cuerno, las consecuencias del narcotráfico, y la complicidad estatal, se relatan desde historias particulares: la descripción del cementerio de Culiacán, donde los capos construyen fastuosos mausoleos y catedrales para que reposen sus familiares asesinados; las vidas de las "Chicas Kalashnikov", crónica que recoge las voces de mujeres que ha hecho del sicariato, la traición y el espionaje, la base fundamental entre los cárteles del narcotráfico; el nacimiento y posterior desarrollo de Los Zetas, grupos conformado por ex militares mexicanos y guatemaltecos que son el ex brazo armado del Cártel del Golfo que ahora tejieron una alianza con el cártel de Juárez; la relación de tensión y terror entre los grupos narcotraficantes y los periodistas, como la relatada en el artículo "Mi vida con el narco"; o la descripción realizada por Yaretzi, sicaria detenida, sobre la precisión de utilizar para sus trabajos un "cuerno de chivo", como se conoce a los fusiles AK-47.

En todo el libro sobrevuela el terror a la denuncia y, por ende, el silencio que rodea al narcotráfico y el beneficio que le genera. Nadie dice nada, nadie ha visto nada. Así lo resume el periodista Alejandro Almazán en su crónica: "Marta y un grupo de pistoleros levantan a una soplona en el centro de Ciudad Juárez. Quienes vieron cómo arrastraron a la vieja de las greñas y cómo la treparon a un camionetón bárbaro olvidarán pronto el crimen, porque Juárez, y todo México, no solo se borra la vida, también la memoria, y quienes recuerdan no salen vivos de la historia".

Publicado la editorial Punto Cero en 2011, La ley del cuerno recoge los trabajos de Juan Villoro, Pablo Ordaz, Edgar David Piñón Balderrama, Alejandro Almzán, Diego Enrique Osorno, Óscar Martínez y Marcela Turati.

En México, como bien lo analiza Villoro, se ha "llegado a una nueva gramática del espanto: enfrentamos una guerra difusa, deslocalizada, sin nociones de 'frente' y 'retaguardia', donde ni siquiera podemos definir los bandos. Resulta imposible determinar quién pertenece a la policía y quién es un infiltrado. El trato con el crimen a derivado en un decisivo desplazamiento simbólico. Si durante décadas nos protegimos de la violencia pensándola como algo ajeno, ahora su influjo es cada vez más próximo".

(Publicado el 5 de junio en 2012 en www.avn.info.ve)